martes, 3 de enero de 2012

guía para el viajero marginal y depresivo: Bariloche o algo así


Viajar con alguien como noventins puede pasar de una experiencia graciosa o simpática a una película de terror con un toque de marginalidad. No sólo el hecho de que no era necesario comentarme que me invitó porque el pasaje le costó 100 pesos, o porque me obligó a no llevar más equipaje de que mi mochila diaria. O que apenas aterrizamos tuvimos que correr a tomar el bondi porque sino nos quedábamos varados en el aeropuerto, es más que eso, todo lo demás...

 esa noche pensé en escapar por la ventana, pero las rejas resultaron un verdadero impedimento.

Toda la semana anterior al viaje quiso jugar al agente de viajes, así que el plan empezaba en el hostel que eligió, el más barato de todos, según sus palabras. Era en un barrio que sería como el Constitución de Bariloche. El lugar se venía a pique pero nuestra habitación tenía una vista con una onda carcelaria bastante amigable.


El primer día fuimos a caminar por ahí, cerca del lago, por una playa bastante deshabitada pero copada también y a comprar algo para cocinar. Pero cocinar fue una ilusión porque en la cocina había una banda re copada, liderada por un muchacho con una camiseta de boca que tomaba yogur directamente de un sachet tamaño familiar. El resto de la imagen la completa la mugre que emergía de todas las superficies del lugar, detalle verdaderamente apreciado por su magnitud, realmente magnífico, todo estaba absolutamente sucio.

Después de un día bastante cuchillero nos fuimos a descansar, al menos esa era la intención. Además de tener que compartir una cama, tuvimos que compartir una noche con una bandada de nn's que empezaron la noche con música (está de más aclarar el género a esta altura) y risas, pero eventulamente se fue convirtiendo en un corredero de gritos, la sensación de que empezaban a alzarse y querer cogerse entre todos y una aparente amenaza de clavarse un cuchillo entre alguno de los presentes. En esos momentos en que la puerta parece ser demasiado débil para ser derribada y pensando que de todas formas ya viví lo suficiente y que morir en esa habitación enrejada estaba bien, llegó la policía a interrogar al sospechoso del cuchillo, que se identificó a sí mismo como "KIRCHNER".

Al otro día nos fuimos a hospedar a un lugar un poco más civilizado, cerca de una ruta, cuyo único acceso era por una obra en construcción. Ahí todo comenzó a ser un poco más decente, excepto por un grupo de muchachos esquiadores con tono de mantenidos por sus padres, que además eran constantemente acechados por un marica bastante insistente que se unió a su travesía.

 tallado en madera, la mano del hombre al servicio del mal gusto, que tanta ternura me da



caminos ideales para asesinatos sin rastros y bosque de arrayanes que increíblemente tienen señal para recibir llamados al celular, pero ningún duende a la vista. 
En el lago tampoco presenciamos la vida de ningún monstruo épico.




Las vistas son bastante increíbles, lagos, inmensidad, casi nada de humanidad a la vista y el hotel llao llao en nuestro camino, en el que nos apresentamos, no como clientes directos, sino porque yo me estaba meando hace horas y me negué a hacerlo en el bosque temiendo replesalias de mi copiloto después de unas tomas fotográficas en dicha situación.

El llao llao es un hotel muy lindo. Está en el Parque Nacional Nahuel Huapí y blablabla. el servicio de baño es gratis.

noventins, el culpable de todas las marginalidades ocurridas durante mi estadía en bariloche, que iba a ser como un viaje de egresados y reparar todos nuestros traumas de la escuela secundaria

ahí se ve el grupo de hombres saludando a su difunto compañero, grupo copado que amablemente nos ofreció un mate

Esa semana, fuimos a caminar por una montaña, cerro o no se, donde finalmente pudimos ver un poco de nieve para contarle a nuestras mamás y no deprimirlas con nuestro relato. En el camino había un grupo de hombres visitando la tumba que le habían hecho a un amigo, que cumplía aniversario de fallecer en ese lugar.

Después de llegar hasta lo más alto de la montaña que caminamos con un palo, llegamos a unos metros del refugio, donde íbamos a pasar la noche, para ver las estrellas, pero había un cartel mala onda que impedía el paso y avisaba que el refugio estaba cerrado. Y se estaba haciendo de noche.


el café con leche es una fuente de energía. y los waffles de heidi una fuente de placer!

y nos perdimos, tomamos mal los caminos, los más largos, nadie nos paró en la ruta, etc y llegamos medio por accidente, medio sin opción a Colonia Suiza, donde todo dejó de ser frío y tenebroso y nos encontramos con un lugar donde vendían cerveza y otras cosas copadas, como en el restaurante Heidi, donde su cálida dueña nos alimentó y cobijó en su amable y calentita cabaña. 

A la vuelta nos quisieron robar en el bondi de vuelta al hostel pero el hecho no se concretó porque a los delicuentes que llevaban una botella de PET verde cortada al medio con un líquido violáceo, pareció darles un poco de "paja" bajar en medio de una obra en construcción.


su nombre es Lola y ella es rapera, su nombre es Lola y usa pechera

Lola es la dueña del hostel en el que nos hospedamos y esta es la canción que le compusimos en signo de gratificación por su hospitalidad:



Cerramos el viaje con todo lo que una buena picada marginal y bajonera debe tener: choclo en lata, milanesas de soja con queso, aceitunas rellenas con morrón, papas fritas sueltas y nachos con queso fundido en microondas.


Y cuando nos íbamos para el aeropuerto, empezó a nevar en Bariloche. 

En el aeropuerto estaba Florencia Peña, con la cara ya bastante cirujeada, lo cual nos dejó un poco impresionados. 

Al llegar a Buenos Aires, estuvimos una semana enviando amenazas y maleficios con una bruja virtual para que Dani, del primer hostel de Bariloche nos reintegre el dinero. y con insistencia, lo logramos.

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Seguramente es un forro que no lo soporta ni su familia!!!!!