martes, 3 de enero de 2012

guía para el viajero depresivo: Corrientes


Esta mañana fui a buscar en bici unas plantas que nos regaló una pareja amiga. Lo primero que me pasó en la esquina fue que una señora me pidió que me corriera del paso porque "estaba ocupando toda la esquina" con lo cual, me puse a gritar como una loca que a esta ciudad le falta respeto, modales, que se puede pedir lo mismo pero sin ser una vieja chiflada y maleducada y que realmente me están secando. Mi novio se fue cantando bajito por la otra esquina, quizás con un poco de vergüenza y yo me puse a rememorar viejos momentos tono pastel de unos días en la depresivamente bella ciudad de Corrientes...


Entre otras cosas, la ciudad te espera con unos muñecos bastante tristes en los portales de las casas, como un augurio de la desidia en la que la ciudad se encuentra inmersa. te miran como pidiendo "Cocoooo sacanos de acá!!"


Hay árboles bastantes frondosos, enormes y fantasmales, en la Plaza Mitre, donde en otro momento de la historia se dio alguna batalla en la guerra de la Triple Alianza.


los edificios viejos nos proveen de una armonía visual absoluta, en oposición a la vejación provista por Macri en nuestra ciudad



Como todo el interior del país, tiene esa calma, eso de sentirse libre de transitarla sin sentir que un auto va a matarte. De hecho, viven un horario diferente, el de la siesta, donde se escucha el sonido del silencio y no como en la ciudad de mierda donde los ruidos de bocinas, ambulancias y motos son un efecto de fondo constante.

Las calles se encuentran bastante hechas mierda, por lo general se genera un efecto de no saber donde empieza el centro, porque todo resulta bastante monótono, quizás sea un poco más notorio el hecho de que el supuesto centro es donde están los edificios públicos y todo eso. Pero a quién le importa.


en las calles hay bastante de ese arte de mal gusto que me enternece el alma





La ciudad tiene esa depresión que me gusta, esa decadencia visual, de cosas de otra época, de lo opuesto a la asfixia, ver el cielo es un hecho mundial que cotiza en alza, y acá el cielo te saca la lengua. Una noche en que se cortó la luz pude ver bastantes estrellas para las que el ojo humano no está preparado físicamente.


El general San Martín, única estrella de renombre nacida en Corrientes (además del karateka de Brigada Cola) está presente en forma de monumento en una plaza que no recuerdo, me podría fijar en internet, como todo.



Cuando fuimos, la costanera estaba inundada, pero por suerte estaban construyendo una nueva costanera más arriba, más en la orilla de la vieja.

el zoológico, un lugar bastante triste


Pasamos también por esta plaza, donde había una especie de obra artíssstica hecha con chapas y restos de metales, también pasamos por la cárcel, un lugar bastante feo donde enfrente hay unas amplias autopistas con esas luces que seguramente fueron puestas durante la época de los milicos, dada su exagerada altura, ideal para delatar cualquier corrida de un subversivo.

Otro dato interesante es su gran cercanía y conexión con el Chaco, más precisamente con Resistencia, por medio de un puente que se puede apreciar desde la costanera.


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